LAS CONCLUSIONES DE ZARDOK
“El aumento generalizado de las temperaturas del planeta debido al efecto invernadero era un hecho incuestionable que se había cobrado millones de vidas a lo largo de los últimos siglos. Al aumento de lluvias torrenciales acompañadas de devastadoras inundaciones le seguían largos períodos de sequía. En el hemisferio norte la formación de gigantescos huracanes o tifones originados en las costas del Atlántico-Caribe y el Pacífico-Japón habían destruido ciudades enteras. El rápido deshielo de los casquetes polares había elevado el nivel del mar que se había situado más de 80 km tierra adentro redibujando drásticamente el mapa geográfico del planeta. Miles de millones de personas se vieron forzadas a emigrar hacia otros puntos en el interior de los continentes dando paso al nacimiento de nuevas ciudades, nuevos países, nuevas razas, nuevas culturas.
Con la lección aprendida, la nueva cultura que se originó se dedicó a la investigación y desarrollo de una tecnología basada en la explotación de la inagotable fuente de energía solar. La Guerra de los Desiertos zanjó el reparto de las zonas que las nuevas grandes potencias tendrían bajo su control y el poder económico del planeta cambió de dueño. Pronto se construyeron centrales solares capaces de producir suficiente energía térmica y fotovoltaica para cubrir con creces las necesidades energéticas de la mermada humanidad que ahora dependía del Sol como tiempo atrás dependió del petróleo.
Sin embargo el calentamiento de la atmósfera había producido otros efectos que aún se estaban gestando en el interior del planeta. Los científicos estaban captando un inusual aumento del desplazamiento de las placas continentales que sólo se podía explicar por la inversión del campo magnético terrestre y aquello no auguraba nada bueno.
La falla de San Andrés finalmente se quebró desencadenando una serie de sucesos que nadie había previsto. La erupción simultánea de varios volcanes en distintas partes del mundo había lanzado a la atmósfera tal cantidad de humo y ceniza que en pocas semanas se había propagado por todo el globo envolviéndolo en una niebla negra que apenas dejaba pasar la luz.
Un nuevo cambio brusco del clima dio paso a interminables y oscuros inviernos y la llegada de una nueva glaciación aceleró la súbita desaparición de millones de especies. Sin la luz del Sol se perdía la principal fuente de energía tanto de la humanidad como del resto de organismos vivos. Los océanos se contrajeron formando grandes masas de hielo dejando al descubierto las cicatrices de desastres anteriores que unidos a los restos que en el presente estamos investigando ponen de manifiesto que fue la propia especie humana quien provocó su desaparición por la explotación desmesurada de los recursos que la Naturaleza había puesto a su disposición.”
Así concluía la exposición de los estudios preliminares del alumno de Arqueología e Historia Planetaria, Zalter, destinado en las excavaciones llevadas a cabo en el planeta de clase M situado en el sistema planetario de aquella perdida estrella de clase G, denominado por sus habitantes la Tierra. El año que viene volvería para continuar con los trabajos de campo en los nuevos yacimientos. Se había ganado un puesto en la próxima expedición.
Enviado por: La Catenaria
Con la lección aprendida, la nueva cultura que se originó se dedicó a la investigación y desarrollo de una tecnología basada en la explotación de la inagotable fuente de energía solar. La Guerra de los Desiertos zanjó el reparto de las zonas que las nuevas grandes potencias tendrían bajo su control y el poder económico del planeta cambió de dueño. Pronto se construyeron centrales solares capaces de producir suficiente energía térmica y fotovoltaica para cubrir con creces las necesidades energéticas de la mermada humanidad que ahora dependía del Sol como tiempo atrás dependió del petróleo.
Sin embargo el calentamiento de la atmósfera había producido otros efectos que aún se estaban gestando en el interior del planeta. Los científicos estaban captando un inusual aumento del desplazamiento de las placas continentales que sólo se podía explicar por la inversión del campo magnético terrestre y aquello no auguraba nada bueno.
La falla de San Andrés finalmente se quebró desencadenando una serie de sucesos que nadie había previsto. La erupción simultánea de varios volcanes en distintas partes del mundo había lanzado a la atmósfera tal cantidad de humo y ceniza que en pocas semanas se había propagado por todo el globo envolviéndolo en una niebla negra que apenas dejaba pasar la luz.
Un nuevo cambio brusco del clima dio paso a interminables y oscuros inviernos y la llegada de una nueva glaciación aceleró la súbita desaparición de millones de especies. Sin la luz del Sol se perdía la principal fuente de energía tanto de la humanidad como del resto de organismos vivos. Los océanos se contrajeron formando grandes masas de hielo dejando al descubierto las cicatrices de desastres anteriores que unidos a los restos que en el presente estamos investigando ponen de manifiesto que fue la propia especie humana quien provocó su desaparición por la explotación desmesurada de los recursos que la Naturaleza había puesto a su disposición.”
Así concluía la exposición de los estudios preliminares del alumno de Arqueología e Historia Planetaria, Zalter, destinado en las excavaciones llevadas a cabo en el planeta de clase M situado en el sistema planetario de aquella perdida estrella de clase G, denominado por sus habitantes la Tierra. El año que viene volvería para continuar con los trabajos de campo en los nuevos yacimientos. Se había ganado un puesto en la próxima expedición.
Enviado por: La Catenaria
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