La bicicleta
Veloz sobre su par de ruedassabe que el secreto es no mirar la grava
que golpea los radios, sino ignorarla.
Y en las curvas, calcular al principio y luego,
casi adivinar a ciegas el ángulo de la entrada.
Dolerán las manos durante días,
el tiempo necesario para aprender a levantar
una de ellas y saludar.
Saludar heroico y ya curtido,
sin que tiemble la rueda delantera.
Dueño y señor, de todos los manillares del mundo.
A partir de ese momento, el pueblo es infinitoy la bici, un sentimiento intraducible.
Enviado por: La Sole
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home